Lo que me gustaría haber sabido a los 30 sobre el cuidado de la piel
A los 20 años, es posible que no se le preste demasiada atención al cuidado de la piel. Sin embargo, incluso a esta edad, la piel necesita cuidados específicos.
El paso de los 20 a los 30 años conlleva varios cambios, especialmente a nivel cutáneo, porque sufre modificaciones y el envejecimiento cutáneo es inevitable y, sobre todo, visible en el rostro. Las causas que desencadenan este proceso son la fragilidad cutánea, la exposición solar, el estrés, el tabaquismo y la contaminación ambiental.
Cambios en la piel de los 20 a los 30 años
Las pequeñas arrugas de expresión, relacionadas con la actividad facial y que desaparecen cuando estamos relajados, pueden ser más o menos visibles. A los 30 años, la piel todavía es elástica, pero comienza a disminuir el ácido hialurónico, lo que provoca la formación de arrugas más profundas y permanentes. En particular, se notan las arrugas nasolabiales y los pómulos comienzan a perder volumen, luciendo menos llenos que a los 20 años. El ácido hialurónico, que retiene más del 50% de agua, al reducirse o perderse, promueve la deshidratación dérmica y la aparición de arrugas «gravitacionales».
La importancia de cuidar la piel antes de los 30
Cuidar la piel a los 20 años es fundamental para retrasar y prevenir los procesos de envejecimiento cutáneo. Este último es el resultado de cambios lentos que ocurren con el tiempo. Una alimentación adecuada, evitar fumar, una exposición solar adecuada y el uso de productos cosméticos adecuados pueden contribuir a envejecer de manera más lenta y saludable.
El sol: amigo y enemigo a los 20 Años
Entre las principales causas del envejecimiento cutáneo se encuentra la exposición solar a los rayos UV. Exponerse de manera descontrolada y prolongada hasta provocar una quemadura solar o abusar de las camas de bronceado puede provocar la aparición prematura de arrugas y es la causa de lo que se conoce como «envejecimiento inducido por el sol». Los rayos UV dañan el ADN de las células cutáneas, favoreciendo los procesos de degeneración y envejecimiento de la piel. Sería beneficioso exponerse gradualmente al sol, sin quemarse, y sería racional y útil el uso de productos protectores solares.
La rutina de belleza antes de los 30
Antes de los 30 años, el uso de productos específicos es un buen apoyo para hidratar y nutrir la piel, especialmente la del rostro. Incluso a los 20 años, el cuidado diario de la piel debe ser necesario para retrasar el envejecimiento cutáneo. Para ello, es necesario elegir productos que combatan el estrés oxidativo, estimulen la producción de colágeno y la renovación celular. Es necesario actuar en varios frentes: hidratación, regulación de la secreción sebácea y anti-imperfecciones.
Los Imprescindibles para una rutina de cuidado de la piel menor de 30 Años
Vitamina C: estimula la producción de colágeno y mejora la elasticidad y el tono de la piel. También actúa como antioxidante y ayuda a proteger contra la contaminación ambiental. Además, inhibe la síntesis de tirosina, que causa manchas oscuras, por lo que se utiliza ampliamente para tratar problemas de hiperpigmentación facial. También es importante en la prevención de lesiones en los capilares, por lo que es perfecta para prevenir la cuperosis y acelerar su proceso de curación.
Vitamina E: ayuda a mejorar la hidratación y elasticidad de la piel, ya que tiene propiedades antiarrugas y calmantes, además de una poderosa acción antioxidante. Es especialmente recomendada para pieles enrojecidas, secas o sensibles, ya que ayuda a prevenir los daños celulares y los procesos de envejecimiento cutáneo.
Vitamina A: tiene propiedades antioxidantes que contrarrestan el daño degenerativo causado por los radicales libres. Fortalece la piel y tiene un efecto regulador de la secreción sebácea, previniendo y tratando el acné. Es una verdadera aliada para la piel, especialmente cuando se combina con las vitaminas C y E.
Vitamina B: muchas vitaminas del grupo B son fundamentales para el bienestar de la piel. Tienen una acción importante contra los radicales libres y estimulan la formación de melanina, lo que las convierte en una ayuda valiosa para preparar la piel para el bronceado. También ayudan a mantener la piel firme y elástica, tienen propiedades hidratantes, suavizantes y calmantes, y regulan la producción de sebo.
Fospidina: es un complejo formado por glucosamina y fosfolípidos extraídos de la soja que actúa como activo antienvejecimiento y como vehículo para maximizar el rendimiento de otros componentes. Los fosfolípidos son útiles para la integridad del film hidrolipídico y actúan como vehículos para otros ingredientes activos, debido a su alta afinidad estructural con las membranas celulares. La glucosamina está involucrada en la síntesis de ácido hialurónico, mejora la hidratación profunda y la síntesis de colágeno.
Factor de protección solar: ayuda a prevenir la formación de manchas e imperfecciones causadas por la exposición solar, por lo que debe aplicarse no solo durante la exposición solar estival.
¡Recuerda que una piel cuidada a temprana edad es fundamental para mantener una apariencia saludable y juvenil! No subestimes la importancia de una rutina de cuidado cutáneo adecuada y el uso de los productos adecuados para prevenir y ralentizar los signos del envejecimiento.