Los 3 hábitos que un neurólogo prohíbe a sus hijos: “Pueden causar un ictus”

El riesgo de sufrir un ictus no es exclusivo de los adultos. Aunque parezca algo lejano en la infancia, la ciencia alerta sobre prácticas cotidianas que pueden provocar graves consecuencias incluso en los más pequeños. El neurólogo Baibing Chen se ha hecho conocido por prohibir de forma tajante ciertos hábitos en su familia tras analizar el peligro real que implican para la salud cerebral infantil.
Hoy en día, entender y prevenir estos riesgos es clave en la educación de los hijos. Compartir experiencias de expertos mejora la vigilancia y la confianza en las decisiones del hogar. Aquí se exponen tres hábitos que el Dr. Chen no permite en su casa por su relación directa con el ictus, explicando por qué, y cómo pequeñas acciones pueden marcar la diferencia.
Objetos en la boca durante juegos o desplazamientos
Muchos niños tienen la costumbre de caminar, saltar o incluso correr mientras llevan objetos en la boca, desde un simple lápiz hasta un cepillo de dientes. El doctor Chen ha señalado este acto como especialmente peligroso.
Un movimiento brusco o una caída pueden causar que el objeto penetre violentamente el paladar o la garganta. Según los expertos, aunque pueda parecer solo una herida, este tipo de lesiones puede afectar vasos sanguíneos que llegan al cerebro. Si se produce una rotura, puede aparecer una hemorragia cerebral o una trombosis. Ambas situaciones elevan el riesgo de sufrir un ictus en cuestión de minutos.
La escena parece inofensiva y ocurre a diario en muchas casas, pero las consecuencias pueden ser devastadoras. simplemente guardando los objetos mientras los niños juegan o se mueven por la casa, se puede prevenir una emergencia médica de alto riesgo.
Uso excesivo de pantallas antes de dormir
El segundo hábito vetado por el neurólogo en casa se relaciona con el uso indiscriminado de pantallas. Exponer a los niños a tablets, móviles o televisores antes de dormir afecta no solo la calidad del sueño, también tiene impacto sobre la salud cerebral.
La luz azul interfiere en la producción de melatonina. Un descanso de mala calidad altera los procesos de reparación y las funciones cerebrales básicas, lo que, a largo plazo, favorece la aparición de hipertensión y otros factores asociados al ictus infantil. Además, el cansancio acumulado aumenta la tendencia al sedentarismo y la obesidad, problemas reconocidos como enemigos del cerebro sano.
Fomentar una rutina nocturna sin dispositivos electrónicos protege el sistema nervioso y refuerza el bienestar general de los niños, evitando una cadena de eventos que puede desencadenar consecuencias irreparables.

Ignorar síntomas neurológicos tras golpes en la cabeza o cuello
La tercera prohibición se refiere a la falta de atención ante golpes que parecen menores. El doctor Chen insiste en que tras un golpe en la cabeza o el cuello, observar a los niños es fundamental, incluso si al principio todo parece normal.
Síntomas como dolor de cabeza, dificultad para hablar, debilidad en alguna parte del cuerpo o visión borrosa pueden pasar inadvertidos en medio de la rutina diaria. Sin embargo, estos signos pueden indicar una lesión vascular. A veces, después de caídas o pequeños impactos, se producen daños en el interior de los vasos sanguíneos, generando coágulos capaces de provocar un ictus horas o días después.
La rapidez en la respuesta es determinante. Ante señales de alarma, la prioridad siempre debe ser consultar rápidamente con un profesional. El subregistro de estos síntomas sigue siendo alarmante y, muchas veces, el desconocimiento retrasa la atención.
¿Cómo influyen estos hábitos en el riesgo de ictus infantil?
Los neurólogos coinciden en que el ictus en la infancia es menos frecuente que en adultos, pero sus secuelas pueden ser graves. Cambios sencillos en la rutina familiar logran frenar factores de riesgo que en ocasiones no se asocian afectos negativos al cerebro.
Evitar accidentes con objetos, regular la exposición a pantallas y estar atentos a cualquier síntoma extraño ayuda a reducir el riesgo de lesiones vasculares cifradas entre las principales causas de ictus infantil. Cuando las familias adoptan estas recomendaciones se fortalece la salud y se previene incluso desde la niñez una de las enfermedades neurológicas más incapacitantes.
Pequeños cambios, un gran impacto
Educar desde el ejemplo y la información se convierte en la mejor vacuna contra el desconocimiento. Los niños repiten los comportamientos que ven en casa y se benefician del entorno seguro que sus padres establecen.
Mantener lejos los objetos de la boca mientras juegan, establecer rutinas nocturnas libres de pantallas y acudir al médico ante síntomas neurológicos, son acciones simples. Sin grandes esfuerzos, las familias pueden proteger el cerebro de los más pequeños y contribuir a una vida futura con menos riesgo de ictus.
Prestar atención a estos tres hábitos no solo cuida la salud cerebral de los niños en el presente, sino que también los prepara para tomar mejores decisiones en el futuro sobre su propio bienestar y autonomía.