¡No cometas estos 9 errores con tus juguetes sexuales!
El uso de juguetes sexuales se ha vuelto cada vez más común, pero no siempre se hace de manera adecuada. Errores como no limpiar los juguetes correctamente, usar lubricantes incompatibles o descuidar la calidad de los materiales pueden poner en riesgo la experiencia y la salud. Muchas de estas equivocaciones son fáciles de evitar con la información y los hábitos adecuados. Este artículo explora los errores más comunes y cómo prevenirlos para un uso seguro, placentero y responsable.
Errores comunes en la elección de juguetes sexuales
Elegir un juguete puede parecer una tarea sencilla, pero tomar decisiones sin la información correcta puede impactar negativamente la experiencia. Hay errores frecuentes que muchas personas cometen al comprar estos productos, y conocerlos es clave para una elección segura y satisfactoria.
Elegir cualquier juguete al azar
Comprar un juguete sexual sin investigar previamente es como adquirir un electrodoméstico sin leer sus especificaciones. Muchas personas cometen el error de elegir, simplemente el que más les llama la atención visualmente o el más económico. Esto puede llevar a malentendidos sobre su uso o incluso molestias físicas.
Es importante tener en cuenta aspectos como las dimensiones, la funcionalidad y el público al que va dirigido cada producto. Si no se investiga bien, existe el riesgo de incomodidad, irritación o simplemente de terminar con un juguete que no cumple con las expectativas. Además, los juguetes sexuales tienen diferentes niveles de intensidad, por lo que elegir al azar podría significar optar por algo inadecuado para tu experiencia o preferencias.
Ignorar los materiales de fabricación
El material no es solo una cuestión estética, sino de salud. Algunos productos están hechos de materiales de baja calidad que pueden contener químicos dañinos o provocar reacciones alérgicas en la piel.
Optar por materiales seguros, como el silicón médico, es crucial. Este material no poroso es hipoalergénico, fácil de limpiar y evita la acumulación de bacterias. Por otro lado, materiales como la gelatina o el PVC pueden contener ftalatos, químicos relacionados con riesgos a la salud si se usan prolongadamente o en contacto constante con áreas sensibles. Siempre verifica que el producto cuente con certificaciones de seguridad y sea apto para el contacto corporal.
No conocer las funciones del producto
Un juguete sexual con funciones desconocidas es como usar un dispositivo electrónico sin leer su manual: igual de frustrante. Muchas personas no se toman el tiempo de entender lo que ofrece el juguete que están comprando, lo que puede derivar en mal uso o desaprovechamiento de sus características.
Algunos tienen múltiples velocidades, modos de vibración o incluso conectividad Bluetooth, pero si no se conocen estas funciones, podrían pasar desapercibidas completamente. Es importante leer las instrucciones, informarse con reseñas fiables y, si es posible, consultar con el vendedor para comprender mejor cómo sacar el máximo partido al producto elegido. Evitar hacer esto simplifica malentendidos y asegura una experiencia más completa y placentera.
Errores en el uso de juguetes sexuales
Aunque utilizar juguetes sexuales puede ser una forma emocionante de explorar la intimidad, es importante evitar ciertos errores comunes que pueden afectar la experiencia y poner en riesgo la salud. Desde la falta de higiene adecuada hasta el uso incorrecto de accesorios, estos fallos pueden ser evitados con un poco de conocimiento y práctica.
No limpiar correctamente
La higiene es fundamental al usar cualquier juguete. Al no limpiar estos artículos adecuadamente, se permite la acumulación de bacterias, hongos y otros microorganismos perjudiciales. Esto no solo aumenta el riesgo de infecciones como la vaginosis bacteriana o el herpes, sino que también puede dañar los materiales del juguete, acortando su vida útil.
¿Cómo prevenir esto? Lávalo antes y después de cada uso con agua tibia y un jabón neutro, específicamente diseñado para estos artículos si es posible. No subestimes el riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS), sobre todo si el juguete se comparte entre personas. Ten en cuenta que la limpieza no se trata apenas de higiene personal, sino también de protección contra posibles problemas de salud a largo plazo.
Usar lubricantes inadecuados
Un error frecuente es usar lubricantes que no son compatibles con los materiales del juguete. Por ejemplo, un lubricante a base de silicona usado con un juguete de silicón puede deteriorar la superficie, volviéndola porosa y propensa a acumular bacterias.
Para evitar esto:
- Utiliza lubricantes a base de agua para mayor compatibilidad.
- Evita productos como aceites o lociones corporales, ya que no están diseñados para estas actividades.
- Consulta la etiqueta del juguete y del lubricante para asegurarte de que son aptos para usarse juntos.
Recuerda que la elección adecuada no solo ayuda a preservar el juguete sexual, sino que también garantiza comodidad y seguridad.
No seguir las instrucciones del fabricante
Las instrucciones del fabricante no están ahí solo como sugerencia; contienen información vital para el buen uso y mantenimiento del juguete. Ignorarlas puede llevar a errores como sobrecargar baterías, sumergir dispositivos que no son impermeables, o usar el producto de manera inapropiada.
Cosas simples como conocer el modo correcto de encendido, los límites de temperatura o los consejos de almacenaje pueden marcar la diferencia en la durabilidad del objeto. Antes de usarlo por primera vez, asegúrate de:
- Leer las instrucciones detenidamente.
- Comprobar los símbolos y advertencias relacionados con el uso y limpieza.
- Revisar si hay recomendaciones específicas para aumentar la seguridad.
Por último, no olvides registrar el producto si el fabricante ofrece garantías o instrucciones adicionales importantes. Estos pasos pequeños pueden ayudar a maximizar el valor de tu inversión y prevenir costosos errores.
Almacenamiento y mantenimiento inadecuado
El cuidado adecuado es esencial no solo para garantizar su durabilidad, sino también para proteger la salud. Un mantenimiento deficiente o un mal almacenamiento puede derivar en daños al producto, acumulación de bacterias y experiencias negativas. A continuación, se detallan errores comunes y cómo evitarlos:
Dejar los juguetes sexuales a la vista
Almacenar los juguetes a la vista no es una buena idea, tanto por razones de privacidad como de higiene. Dejarlos en un lugar expuesto aumenta el riesgo de que se contaminen con partículas de polvo, humedad o suciedad en el ambiente. Además, la exposición continua a la luz solar o al calor puede dañar su material, volviendo el juguete menos seguro e incluso inservible.
Una solución es guardarlos en un lugar privado, seco y libre de humedad, como un cajón o un estuche diseñado específicamente para su almacenamiento. Bolsas de tela o silicio suelen ser opciones ideales, ya que protegen al artículo de factores externos sin poner en peligro su integridad. Este hábito también ayuda a evitar situaciones incómodas si alguien lo encuentra por casualidad.
No revisar el estado del juguete sexual
Ignorar este paso puede ser un error grave. Con el tiempo y el uso, los juguetes pueden mostrar signos de desgaste, como grietas, cambios en su textura o fugas en los modelos con baterías. Estos problemas no solo afectan su desempeño, sino que pueden suponer un riesgo para la salud, facilitando la acumulación de bacterias en áreas dañadas.
Antes de usarlo nuevamente, es fundamental inspeccionarlo minuciosamente. Asegúrate de que no haya daños visibles o deterioros que puedan afectar tu experiencia. Si el juguete es eléctrico o recargable, verifica que funcione correctamente y carga la batería según las recomendaciones del fabricante. Este pequeño hábito puede ser la diferencia entre una experiencia segura y placentera, y un mal momento por descuido.
Errores en la comunicación con la pareja
Una buena comunicación es esencial en cualquier relación de pareja, pero no siempre resulta sencilla. Los malentendidos y las suposiciones pueden crear distancias innecesarias entre ambos. Identificar y corregir errores comunes es clave para construir una convivencia más sana y feliz:
No hablar sobre preferencias
Uno de los mayores riesgos en una relación es asumir que el otro «sabe lo que queremos«. Esto, sin embargo, rara vez ocurre. Hablar abiertamente sobre sueños, deseos, límites o incomodidades puede transformar la relación. Muchas parejas temen discutir estos temas por miedo al rechazo o al conflicto, pero ¿cómo puede tu pareja complacerte si no sabe lo que deseas?
Abrir esta puerta a la comunicación también significa generar confianza. Sugiere sentarse y reflexionar juntos sobre lo que los hace sentir bien, las expectativas de la relación y lo que necesitan emocionalmente. También es fundamental respetar los límites del otro. Si ambos se sienten escuchados y valorados, es más sencillo superar barreras y disfrutar el vínculo.
Subestimar la experiencia de la pareja
Cometer el error de olvidar que la relación se compone de ambos puede ser dañino. Es importante recordar que la pareja también tiene necesidades, emociones y expectativas que son igual de válidas que las nuestras.
Pensar únicamente en el placer individual genera desequilibrios y posibles frustraciones. ¿Cómo evitarlo? Preguntar directamente, sin miedo ni presión: ¿Cómo te sientes con esto? O ¿Hay algo que puedo hacer para mejorar nuestra relación? Estas simples preguntas refuerzan la conexión y el entendimiento mutuo. Al dar lugar a sus emociones, también se evita que uno de los dos se sienta ignorado o relegado.
Crear un diálogo donde ambas partes colaboren para mejorar la relación es esencial para crecer juntos como pareja. ¡La conexión emocional siempre debe ser una prioridad!