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Estilo de vida

El olor a anciano: un fenómeno real que comienza a los 30 años

El olor a anciano es un fenómeno real que comienza a manifestarse a partir de los 30 años. Aunque pueda parecer un chiste o un estigma negativo, varios estudios científicos han confirmado la existencia de este particular aroma que se desprende del cuerpo. A diferencia de lo que se pueda pensar, este olor no está relacionado con la falta de higiene, los fluidos corporales o el sudor. De hecho, tiene una explicación científica que se basa en la química de nuestro organismo.

La molécula responsable: 2-nonenal

El olor a anciano es causado por una molécula llamada 2-nonenal, la cual se genera de forma natural en la piel al oxidarse los ácidos grasos de la barrera lipídica. Esta molécula tiene un olor desagradable, similar al de la grasa rancia. Es fácil de reconocer y se ha documentado por primera vez en 2001 por un equipo de investigadores de la compañía japonesa shiseido. En japón, este aroma se conoce como «kareishu», que significa «olor de los abuelos».

Aumento de producción de lípidos y pérdida de capacidad antioxidante

A partir de los 30-40 años, los cambios hormonales de la madurez provocan un aumento en la producción de lípidos en la superficie de la piel. Simultáneamente, nuestra capacidad antioxidante natural comienza a reducirse. Esto resulta en una mayor peroxidación y generación de 2-nonenal, lo cual causa que el cuerpo desprenda un olor cada vez más fuerte y desagradable. Incluso en lugares limpios, como los asilos, se puede percibir este olor característico.

Diferencia con el sudor y dificultad para eliminar el olor

A diferencia del sudor, los lípidos no son solubles en agua. Por esta razón, el mal olor relacionado con los ácidos grasos es más difícil de eliminar. Mientras que el agua y el jabón pueden eliminar el olor generado por el sudor, no son eficaces para neutralizar el olor a anciano. Esto se debe a que los lípidos se adhieren a la piel y requieren de una solución diferente para ser neutralizados.

Soluciones para neutralizar el olor a anciano

Diversos laboratorios están trabajando en soluciones para neutralizar el 2-nonenal y mitigar el olor a anciano. Una de estas soluciones es el desarrollo de fragancias corporales que contienen activos como el sirtalice y el seadermium, los cuales encapsulan las moléculas que generan el mal olor. Estos activos se han encontrado en microorganismos localizados a gran profundidad cerca de isla reunión. Otra opción es utilizar propiedades antioxidantes del extracto de caqui en la fabricación de jabones y desodorantes para enfrentar el temido 2-nonenal.

Pérdida de la capacidad olfativa con el envejecimiento

A medida que envejecemos, también perdemos capacidad olfativa. A partir de los 70 años, la pérdida es tan notable que casi somos tan inmunes al mal olor como los niños menores de 8 años. Esto se debe a la pérdida de fibras olfativas y la muerte de las neuronas encargadas de procesar las fragancias. Es por esto que muchas veces no somos conscientes de nuestro propio olor a medida que envejecemos.

Impacto en la percepción social

El olor a anciano puede tener un impacto en la percepción social. Aunque no está relacionado con la falta de higiene, puede generar estigmatización y prejuicios hacia las personas mayores. Es importante comprender que este olor es un fenómeno natural y no debe ser motivo de vergüenza o discriminación. La sociedad debe ser más consciente y comprensiva con este aspecto del envejecimiento.

En conclusión, el olor a anciano es un fenómeno real que comienza a manifestarse a partir de los 30 años. No está relacionado con la falta de higiene, los fluidos corporales ni el sudor, sino con la oxidación de los ácidos grasos de la piel. Aunque puede resultar desagradable, existen soluciones en desarrollo para neutralizar este olor y mitigar sus efectos. Es importante entender que este olor es parte del proceso natural de envejecimiento y no debe generar estigmatización ni discriminación hacia las personas mayores. La sociedad debe promover la comprensión y la aceptación de este aspecto del envejecimiento.

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Lidia Baldomero