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Pareja

¿Por qué casi siempre queremos volver con nuestro ex?

Desear volver con un ex es un sentimiento compartido por muchas personas, pero no siempre significa que sea lo mejor. Es crucial analizar nuestras emociones y motivos antes de tomar una decisión tan importante.

Las relaciones son complicadas, y terminar no siempre cierra por completo ese capítulo. A veces, la idea de regresar con una expareja aparece aunque recordemos los problemas que hubo. Pero, ¿qué nos lleva a pensar en volver? Una razón común es la familiaridad. Conocer a alguien tan bien nos da comodidad, incluso si la relación era difícil. También, solemos idealizar el pasado, recordando los buenos momentos más que los malos. Esto puede hacernos olvidar por qué terminó todo en primer lugar.

El miedo a lo desconocido también influye. Empezar de nuevo con alguien nuevo requiere tiempo y energía emocional. Volver con un ex puede parecer más fácil que arriesgarse a algo nuevo. Por otro lado, hay ocasiones en que pensamos que las cosas podrían mejorar. Creemos que ambos han cambiado y que los errores del pasado no se repetirán. Sin embargo, es importante preguntarnos si ese cambio realmente ocurrió o si sólo es una esperanza.

¿Por qué miramos hacia atrás con añoranza? Quizás, simplemente, porque el corazón y la lógica no siempre van de la mano.

Conservamos un ideal del pasado

Cuando una relación termina, solemos recordar los buenos momentos más que los malos. Nuestra mente tiende a idealizar a la persona, borrando o suavizando los conflictos que llevaron a la ruptura. Es como si lleváramos unas “gafas de nostalgia”, que nos impiden ver con claridad todo el panorama. Además, esos recuerdos felices pueden parecer refugios seguros en momentos de soledad.

El miedo a lo desconocido

Terminar una relación nos arroja a un mundo nuevo e incierto. La idea de no saber qué pasará o si encontraremos a alguien más puede generar miedo. Por eso, regresar con un ex puede parecer la solución más cómoda y menos arriesgada. En lugar de enfrentar el vacío emocional, buscamos reconstruir algo que ya conocemos, aunque no funcione como esperamos.

La química juega un papel importante

A nivel físico, nuestras hormonas pueden estar involucradas en este deseo de volver. Durante una relación, se generan vínculos emocionales y químicos, como la oxitocina. Estos lazos no desaparecen inmediatamente tras la ruptura. En algunos casos, es como si el cuerpo pidiera volver a esa zona emocional de confort, aunque no sea saludable.

Foto Freepik

¿Es amor o es costumbre?

Una de las grandes preguntas es si este deseo de regresar surge del amor verdadero o simplemente de la rutina. Muchas veces, confundimos el hábito de tener a esa persona cerca con sentimientos genuinos. Si después de varios intentos fallidos aún hay interés, quizá sea momento de preguntarnos si estamos buscando amor real o simplemente escapar de la incomodidad de estar solos.

Preguntas que nos hacemos antes de volver

Volver con un ex siempre viene con dilemas internos. Nos preguntamos si realmente ha cambiado algo o si caemos en un ciclo repetitivo. Pensar en “¿qué pasaría si…?” nos puede llevar a tomar decisiones impulsivas. Sin embargo, es importante reflexionar sobre los motivos, tanto los propios como los del otro. ¿Estamos buscando sanar heridas o reabriendo temas que no están resueltos?

¿Qué dicen los especialistas sobre retornar al pasado?

Psicólogos y terapeutas a menudo sugieren que, antes de volver con un ex, se haga un análisis honesto de la relación pasada. Si las razones de la ruptura persisten, regresar podría ser un error. Pero si ambos han trabajado en sí mismos y los problemas anteriores pueden resolverse, entonces quizá exista una oportunidad real de recuperación.

Por supuesto, no todo regreso garantiza éxito. Cultivar una relación saludable implica compromiso, comunicación y enfrentar los errores del pasado sin idealizar lo que fue.

La dificultad de dejar ir

Una gran razón detrás de este fenómeno es lo complicado que es aceptar el cierre emocional. Soltar a alguien con quien compartimos tantas experiencias no es fácil. Las emociones humanas son profundas y, aunque sepamos que la separación fue lo mejor, siempre queda esa pequeña duda: «¿y si lo intentamos otra vez?».

A menudo, nuestro apego emocional nos hace idealizar los momentos buenos y minimizar los problemas, lo que refuerza esa resistencia a dejar ir. Incluso cuando sabemos que avanzar es lo correcto, el miedo a lo desconocido o la esperanza de un cambio nos hacen aferrarnos al pasado.

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Dany Levito

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