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Por qué comer mariscos es cada vez más riesgoso para la salud

El aumento en el consumo de mariscos, vistos tradicionalmente como una opción saludable, está siendo reconsiderado debido a crecientes preocupaciones sobre su impacto en la salud. A medida que las aguas se contaminan más por sustancias potenciadoras de enfermedades como los PFAS, metales pesados como el mercurio y riesgos de enfermedades transmitidas por alimentos crudos, la posibilidad de efectos negativos para la salud ha aumentado. Comer mariscos ahora presenta un listado de potenciales riesgos que no se pueden ignorar en el contexto de la salud pública.

Aumento de contaminantes en mariscos

El aumento de contaminantes en los mariscos es un tema preocupante que ha captado la atención de científicos, ambientalistas y consumidores por igual. Los mariscos, una fuente rica en nutrientes esenciales, se ven afectados por la presencia de contaminantes como las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) y los metales pesados. ¿Cómo impactan estos contaminantes en nuestra salud? ¿Deberíamos preocuparnos por lo que estamos comiendo? Comprendamos mejor lo que estos elementos representan para nuestra seguridad alimentaria.

Sustancias perfluoroalquiladas (PFAS)

Las sustancias perfluoroalquiladas, conocidas como PFAS, son un grupo de compuestos químicos utilizados desde la década de 1950 en productos como sartenes antiadherentes, espumas antiincendios y materiales impermeables. Pueden sonar inofensivas, pero su persistencia en el ambiente es tal que las etiqueta como «químicos eternos». Esta permanencia significa que cuando llegan al agua, los mariscos las absorben y, a su vez, nosotros también.

Los efectos de los PFAS en la salud humana son amplios y preocupantes. Se han vinculado con:

Daños al sistema inmunológico: debilitan nuestras defensas, haciéndonos más vulnerables a enfermedades.

Problemas endocrinos: afectan hormonas cruciales para el desarrollo y metabolismo.

Riesgos elevados de cáncer: estudios sugieren que podrían aumentar las probabilidades de ciertos tipos de cáncer.

Metales pesados

Los metales pesados, como el mercurio, el plomo y el cadmio, se encuentran habitualmente en los mariscos debido a la contaminación industrial y minera. Al igual que una sombra que se cierne sobre la cadena alimentaria, estos metales se acumulan en los organismos marinos, aumentando su concentración a medida que subimos en la cadena trófica.

El mercurio es especialmente intimidante porque se convierte en metilmercurio, una forma altamente tóxica que puede causar graves problemas de salud, tales como:

Daños neurológicos: especialmente peligrosos para fetos y niños pequeños, afectando el desarrollo del cerebro.

Alteraciones renales: debido a la toxicidad acumulada en los riñones.

Problemas cardiovasculares: incrementan el riesgo de enfermedades del corazón.

El consumo excesivo de mariscos contaminados con metales pesados puede llevar a una intoxicación gradual, comprometiendo varios sistemas del cuerpo humano. ¿Estamos lo suficientemente informados para tomar decisiones conscientes al comer? Es esencial que consideremos nuestro consumo y busquemos fuentes de mariscos que sean verificadamente seguras y sostenibles.

Riesgos de enfermedades transmitidas por mariscos

El consumo de mariscos puede ser una experiencia deliciosa, sin embargo, trae consigo ciertos riesgos para la salud. Estas criaturas marinas pueden ser portadoras de bacterias y virus que pueden causar enfermedades graves en los seres humanos. Hoy en día, la preocupación por estas enfermedades ha aumentado dado su potencial impacto en nuestra salud. Ahora veremos dos de los aspectos más alarmantes relacionados con el consumo de mariscos: las infecciones bacterianas y víricas, y los casos mortales recientes.

Infecciones bacterianas y víricas

Los mariscos pueden ser portadores de una variedad de bacterias y virus que pueden causar infecciones en quienes los consumen. Entre las bacterias más comunes se encuentra Vibrio parahaemolyticus, que puede provocar síntomas como diarrea, dolor abdominal y fiebre. Otro peligroso habitante del mar es Vibrio vulnificus, una bacteria apodada la «come carne» por su capacidad de causar infecciones cutáneas severas si entra en contacto con heridas abiertas. Los síntomas de esta infección incluyen enrojecimiento, hinchazón, y, en casos graves, sepsis. Los virus, como el norovirus, también están presentes en mariscos contaminados y pueden causar gastroenteritis, manifestándose con vómitos y diarrea.

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Casos mortales recientes

Desafortunadamente, la contaminación por mariscos no es un problema que se limite a molestias menores. Hay casos documentados de muertes atribuidas a la ingestión de mariscos contaminados. Por ejemplo, en Florida, al menos 5 personas han muerto este año debido a infecciones con la bacteria «come carne», Vibrio vulnificus. A nivel más amplio, se estima que este tipo de bacterias causa aproximadamente 100 muertes anuales en los Estados Unidos. El impacto de estas enfermedades no solo es trágico sino que también subraya la necesidad de ser prudente con la elección y el consumo de mariscos.

El conocimiento y la precaución son nuestras mejores armas para minimizar estos riesgos y garantizar que nuestra experiencia culinaria sea tan segura como placentera.

Foto Freepik

Efectos en la salud a largo plazo

El consumo habitual de mariscos es una tradición culinaria en muchas partes del mundo, y aunque estos alimentos son una fuente de proteínas y tienen otros beneficios nutricionales, también pueden representar ciertos riesgos para la salud a largo plazo. En esta sección, se abordarán dos principales preocupaciones: el aumento de ácido úrico y gota, y el impacto en la salud cardiovascular.

Aumento de ácido úrico y gota

El marisco, rico en purinas, puede elevar significativamente los niveles de ácido úrico en el organismo, lo que a su vez puede provocar una afección dolorosa conocida como gota. Los mariscos como el cangrejo, la langosta y los langostinos son especialmente problemáticos en este sentido:

Purinas en el marisco: estas sustancias se descomponen en ácido úrico durante la digestión. Un exceso de purinas puede llevar a la cristalización del ácido úrico en las articulaciones, causando inflamación y dolor.

Riesgo de gota: personas con predisposición a niveles elevados de ácido úrico deben moderar su consumo de mariscos para evitar crisis de gota, que se caracterizan por dolor intenso y dificultad para mover las articulaciones afectadas.

Impacto en la salud cardiovascular

Aunque el marisco es conocido por su contenido en ácidos grasos omega-3, que son beneficiosos para el corazón, el consumo excesivo de ciertos mariscos también puede tener efectos negativos en la salud cardiovascular:

Ácidos grasos omega-3: estos componentes beneficiosos ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, no todos los mariscos son iguales. Camarones, por ejemplo, tienen bajos niveles de grasa saturada, pero su consumo masivo podría elevar los niveles de colesterol en algunas personas.

Mercurio y contaminantes: muchos mariscos pueden estar contaminados con metales pesados, como el mercurio, que implica un riesgo para la salud cardiovascular al elevar la presión arterial y causar estrés oxidativo en el corazón y los vasos sanguíneos.

Es crucial que las personas elijan cuidadosamente los tipos de mariscos que consumen y mantengan un equilibrio para aprovechar los beneficios cardiovasculares sin exponerse a los riesgos asociados. Al adoptar un enfoque moderado y considerado para el consumo de mariscos, se puede disfrutar de sus beneficios sin sacrificar la salud a largo plazo.

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Dany Levito

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