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¿Por qué no puedes concentrarte cuando hace calor?

La llegada del verano y el calor suele traer consigo momentos de disfrute y relax, sin embargo, también puede generar ciertos retos a la hora de mantener la concentración, especialmente cuando las temperaturas se elevan. ¿Alguna vez te has encontrado en la situación de sentir que tu capacidad de enfoque se ve mermada cuando el calor arrecia? Si es así, no estás solo. Esta problemática es bastante común y tiene una explicación científica detrás.

El impacto del calor en el cerebro

Según el investigador franco-suizo Christian Clot, el calor no solo nos afecta físicamente, sino que también tiene un impacto a nivel cerebral. De acuerdo a sus estudios, «se sabe que el cerebro pierde capacidades de decisión por encima de los 30 °C». Es decir, cuando nuestro cuerpo se ve sometido a altas temperaturas, nuestras habilidades cognitivas se ven comprometidas.

Esto se debe a que, cuando sufrimos de calor, nuestro organismo entra en un modo de supervivencia, priorizando los procesos necesarios para mantener la temperatura corporal estable. En este contexto, la concentración pasa a un segundo plano, ya que el cerebro dedica la mayor parte de su energía a los mecanismos de termorregulación.

Además, el esfuerzo que realiza nuestro cuerpo para enfriarse consume una gran cantidad de energía, dejando poco margen para otras funciones cerebrales como la toma de decisiones y la concentración. Es como si nuestro cerebro estuviera sobrecargado y no pudiera dedicar los recursos necesarios a mantener un alto nivel de enfoque.

Estrategias para mejorar la concentración en el calor

Afortunadamente, existen algunas estrategias que pueden ayudarnos a mantener la concentración incluso cuando las temperaturas son elevadas.

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Hidratación adecuada

Uno de los factores clave es asegurarnos de mantener una adecuada hidratación. Beber suficiente agua ayuda a regular la temperatura corporal y puede tener un efecto positivo en nuestras capacidades cognitivas.

Entorno de trabajo fresco

Además, procurar trabajar en un entorno más fresco, ya sea con la ayuda de un ventilador o un aire acondicionado, puede hacer una gran diferencia. Esto ayuda a que nuestro cerebro no tenga que dedicar tantos recursos a la termorregulación.

Descansos y pausas

Otra estrategia efectiva es tomarse descansos regulares y hacer pequeñas pausas durante el trabajo. Esto permite que nuestro cerebro se recupere y pueda volver a concentrarse de manera más efectiva.

Ejercicio moderado

Incluso realizar ejercicio físico moderado, como una caminata ligera, puede ayudar a mejorar la concentración. El movimiento estimula la circulación sanguínea y oxigena mejor el cerebro.

Factores individuales

Es importante tener en cuenta que la capacidad de concentración bajo altas temperaturas puede variar de una persona a otra. Algunos individuos pueden ser más sensibles al calor que otros, lo que se refleja en su rendimiento cognitivo.

Adaptación al calor

Aquellas personas que están más acostumbradas a climas cálidos o que han desarrollado una mejor tolerancia al calor, suelen tener menos dificultades para mantener la concentración en estos escenarios.

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Diferencias fisiológicas

Además, factores como la edad, el género y la condición física pueden influir en la respuesta individual al estrés por calor y, por ende, en la capacidad de concentración.

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Veronica Pereira

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