¿Por qué no se recomienda volver a congelar los alimentos descongelados?

La gestión correcta de los alimentos es esencial para garantizar su calidad y, sobre todo, la salud del consumidor. Una de las preguntas más frecuentes en la cocina es si se deben volver a congelar los alimentos previamente descongelados. Aunque pudiera parecer una solución práctica, esta práctica está rodeada de riesgos que deben ser considerados.
La formación de bacterias: el principal riesgo
Cuando un alimento se descongela, los microorganismos y bacterias previamente inactivos debido al congelamiento comienzan a activarse. Si el alimento pasa un tiempo prolongado fuera del rango de temperaturas seguras (entre 4°C y 65°C), las bacterias pueden multiplicarse rápidamente.
Es importante entender que volver a congelar no elimina las bacterias existentes, sino que simplemente las mantiene latentes nuevamente. Al descongelarse otra vez, estas bacterias reactivas pueden acelerar la descomposición y aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos, como la salmonella o la listeria.
Pérdida de calidad: un impacto visible y palpable
Más allá de lo que no se ve a simple vista, la recongelación afecta directamente la textura, el sabor y el valor nutricional del alimento. Durante el proceso de congelación, se forman cristales de hielo que alteran la estructura celular de los alimentos. Este daño se amplifica cada vez que se congela y descongela.
Por ejemplo, las carnes pueden perder su jugosidad, los vegetales se vuelven blandos y los alimentos procesados, como salsas, pueden separarse o perder consistencia. Esto significa que, además de la inseguridad alimentaria, los platos finales tendrán una calidad inferior.

Métodos seguros para descongelar
Para evitar problemas de salud, es esencial descongelar los alimentos de manera adecuada desde el principio. El método más seguro es colocar los alimentos en el refrigerador, manteniéndolos siempre dentro de un rango de temperatura controlada. Aunque este proceso puede tardar hasta 24 horas, es el único que garantiza que los alimentos permanezcan en un entorno seguro, conservando tanto su calidad como su sabor.
Si bien hay otros métodos, como usar el microondas o dejarlos a temperatura ambiente, estos pueden ser riesgosos. Por ejemplo, descongelar a temperatura ambiente expone los alimentos a lo que se conoce como la “zona de peligro”, alrededor de los 4.4 °C, un rango donde las bacterias pueden multiplicarse rápidamente. En cambio, el microondas puede empezar a cocinar partes del alimento mientras aún queda congelado en otros puntos, lo que también crea un caldo de cultivo ideal para las bacterias. Si decides usar el microondas por cuestiones de tiempo, asegúrate de cocinar el alimento inmediatamente después de descongelarlo para reducir riesgos.
Aunque puede parecer más rápido descongelar fuera del refrigerador o en agua tibia, estos métodos no solo comprometen la seguridad alimentaria, sino que también pueden afectar la textura y el sabor de tus alimentos. Optar por la paciencia y planificar con anticipación es la mejor manera de proteger tu salud y disfrutar comidas más frescas y seguras.
Alternativas antes de recongelar
Cuando se tiene un producto descongelado que no se consumirá de inmediato, puede resultar útil cocinar el alimento antes de recongelarlo. Este proceso elimina la mayoría de las bacterias presentes, moderando el riesgo de contaminación al recongelar. Sin embargo, es importante considerar que esta técnica solo es útil si se realiza de manera adecuada y si el alimento cocinado se enfría rápidamente antes de ser congelado nuevamente.
Aún así, el consumo inmediato sigue siendo la mejor opción, ya que la recongelación, incluso después de cocinado, sigue afectando las propiedades organolépticas, como su sabor, textura o apariencia.
La diferencia entre congelación doméstica e industrial
Hay una gran diferencia entre la congelación casera y la industrial, y entenderla puede cambiar la forma en que vemos la calidad de los alimentos. Los sistemas industriales usan temperaturas extremadamente bajas y congelan los alimentos en muy poco tiempo. Este proceso rápido evita que se formen cristales de hielo grandes, que pueden dañar la textura y la estructura de los alimentos. En otras palabras, el proceso industrial conserva mejor la calidad original de los productos.
Por otro lado, los congeladores domésticos no están diseñados para trabajar a la misma velocidad ni alcanzar temperaturas tan bajas. Esto significa que los alimentos tardan más en congelarse por completo, lo que permite que se formen cristales de mayor tamaño. Esos cristales grandes rompen las células de los alimentos, afectando su textura y, a menudo, su sabor.
Por esta razón, cuando descongelas y luego vuelves a congelar alimentos en casa, el daño estructural es mucho más notable. La diferencia es menos visible en productos que han sido congelados industrialmente primero, ya que el proceso industrial protege mejor su calidad. Conocer esta diferencia puede ayudarte a decidir cómo manejar y almacenar tus alimentos de forma más efectiva.