Muchas personas se sienten agotadas después de una jornada de trabajo a pesar de no haber realizado una gran cantidad de actividad física. Este fenómeno ha intrigado a los investigadores, quienes han propuesto varias explicaciones para entender por qué nos sentimos tan exhaustos cuando no hemos hecho gran cosa.
La teoría del agotamiento del ego
Una de las principales hipótesis planteadas por los expertos es la llamada «teoría del agotamiento del ego». Según esta teoría, a lo largo del día vamos gastando nuestras reservas de energía mental, específicamente nuestra fuerza de voluntad. Cuanto más esfuerzo mental y autocontrol requerimos para llevar a cabo nuestras tareas, más rápidamente se van consumiendo estas reservas, lo que se traduce en una sensación de cansancio y fatiga.
Los psicólogos, sin embargo, se muestran escépticos ante esta teoría, ya que los resultados de una investigación realizada por 23 laboratorios no lograron comprobar de manera contundente el efecto del «agotamiento del ego». Por lo tanto, esta hipótesis sigue siendo una suposición que aún no ha sido definitivamente demostrada.
La falta de motivación como factor clave
La segunda hipótesis propuesta por los expertos se centra en la falta de motivación como principal causa de la fatiga. Cuando debemos realizar una tarea que no nos entusiasma, tendemos a perder la concentración y el interés con frecuencia. Esta «tensión» entre lo que debemos hacer y nuestro deseo de distraernos es lo que realmente nos agota.
Un estudio realizado por científicos británicos con 100 enfermeras que trabajaban turnos de 12 horas reveló que, a pesar de la fatiga que experimentaban, no había una correlación directa entre la cantidad de trabajo físico realizado y el sentimiento de agotamiento. Lo que sí se observó fue que las «tentaciones» y la falta de motivación eran los mayores desencadenantes de la sensación de cansancio.
El papel de los múltiples objetivos en nuestra fatiga
Según el psicólogo Michael Inzlicht, de la Universidad de Toronto, el hecho de tener que perseguir múltiples objetivos al mismo tiempo también puede contribuir a nuestra fatiga. Inzlicht explica que, como seres humanos, tenemos una gran variedad de metas que debemos cumplir para sobrevivir, como comer, dormir, encontrar pareja o realizarnos personalmente. Cuando estos objetivos entran en conflicto, nuestro cerebro envía señales que nos dicen «detén lo que estás haciendo y haz otra cosa», lo cual resulta agotador.
En una investigación realizada por Inzlicht, se siguió durante una semana a estudiantes de la Universidad de McGill en Canadá, quienes respondieron preguntas sobre las tentaciones, los deseos y el autocontrol que experimentaban, así como sobre su sensación de agotamiento. Los resultados mostraron que «el mayor desencadenante de la fatiga no era el esfuerzo en sí, sino la cantidad de tentaciones que cada persona sentía».
Estrategias para combatir la fatiga
Si bien los expertos aún no han encontrado una respuesta definitiva a esta cuestión, existen algunas estrategias que pueden ayudarnos a hacer frente a la sensación de agotamiento, incluso cuando nuestra actividad física ha sido limitada:
Amar el trabajo que hacemos
Si disfrutamos de nuestro trabajo, es menos probable que tengamos la tentación de divagar y perder la concentración, lo cual contribuye a la fatiga.
Eliminar distracciones
Hacer un esfuerzo consciente por dejar el teléfono a un lado y enfocarnos en la tarea que tenemos entre manos puede ayudarnos a mantener la motivación y evitar las constantes interrupciones que nos hacen perder el ritmo.
Trabajar en el autoconocimiento
Aprender a ser más conscientes de nuestros patrones de pensamiento y a centrarnos en lo que estamos haciendo en el momento presente puede reducir nuestra tendencia a divagar y, por lo tanto, nuestra sensación de agotamiento.
Establecer prioridades
Identificar y concentrarnos en las tareas más importantes, en lugar de intentar hacer todo al mismo tiempo, puede ayudarnos a evitar la sobrecarga y la fatiga.
