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¿Por qué se nos sale la barriga?

Llegar a la madurez tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, la vida está más o menos resuelta y se han logrado muchos de los objetivos trazados. Sin embargo, uno de los grandes desafíos que enfrentan hombres y mujeres a partir de los 40 años es la aparición de la temida «barriga». Este fenómeno, que puede resultar frustrante e inquietante, se debe a una serie de cambios fisiológicos y hormonales que se producen con el envejecimiento. Pero no todo está perdido, existen formas efectivas de combatir este problema y recuperar la figura deseada.

Entendiendo los cambios hormonales

La principal responsable de que engordemos a partir de los 40 años es la testosterona, una hormona que desciende bruscamente tanto en hombres como en mujeres de mediana edad. Este descenso en los niveles de testosterona provoca una ralentización importante del metabolismo, lo que hace que quememos menos energía y, por lo tanto, acumulemos más grasa.

En el caso de los hombres, los altos niveles de testosterona son los responsables de mantener sus cuerpos delgados y musculosos. La hormona masculina se une a la grasa, llevándola fuera del cuerpo. También ayuda a construir músculo, a acelerar el metabolismo y a mantener la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, a medida que los hombres envejecen, los niveles de testosterona disminuyen naturalmente a una tasa de alrededor del 1% al año después de los 30 años. Este descenso anima al cuerpo a almacenar grasa, especialmente alrededor del vientre.

En el caso de las mujeres, hay un delicado equilibrio entre progesterona y estrógeno a lo largo de sus años fértiles. Los niveles más altos de estrógeno incrementan la formación de tejido graso, pero en las mujeres jóvenes este efecto se compensa con niveles igualmente altos de progesterona. En cambio, a partir de los 35 años, los niveles de ambas hormonas disminuyen, lo que conduce a la menopausia y, por tanto, a la acumulación de grasa. Los niveles de progesterona disminuyen a un ritmo más rápido, lo que forma más tejido graso.

Tipos de barriga y sus características

Existen varios tipos de barriga, cada uno con sus propias características y causas:

Barriga cervecera

Este tipo de barriga, pronunciada y que nace desde el final del esternón hasta la parte baja del vientre, no tiene tanta relación con la cantidad de cerveza que se bebe, sino más bien con los alimentos grasos, fritos y con exceso de harinas y levaduras que suelen acompañar a las bebidas alcohólicas. Junto con un estilo de vida sedentario, este tipo de dieta es el detonante para que la «curva de la felicidad» se dispare.

Barriga por estrés

Las barrigas provocadas por el estrés suelen ser más pronunciadas y presentar menor diámetro que las anteriores. Aparecen en personas con poco tiempo para comer, que acostumbran a visitar restaurantes de comida rápida y comen de forma acelerada y sin masticar bien. También es habitual que los usuarios de este tipo de barriga suelen saltarse comidas para no cortar su ritmo de trabajo, o consumir demasiadas bebidas con cafeína.

Barriguita

Esta barriga, que se sitúa en la parte baja del abdomen, es muy fácil de disimular y no se aprecia a simple vista. Suele darse en mujeres que han dado a luz o personas que hacen actividad física de forma habitual pero llevan una dieta poco variada y monótona.

Barriga flotador

Esta barriga se caracteriza por ir hinchándose poco a poco a lo largo del día. Comienza la mañana con un vientre relativamente plano y va cambiando a medida que avanza el día. Esto puede deberse a problemas digestivos con ciertos alimentos o a la acumulación de gases.

Foto Freepik

Combatiendo la acumulación de grasa abdominal

Ahora que conocemos los principales tipos de barriga y sus causas, es momento de abordar las estrategias más efectivas para combatir este problema.

Reducir el consumo de alcohol

El alcohol es uno de los principales culpables del aumento de peso y la acumulación de grasa abdominal. Una copa de vino puede tener hasta 225 calorías, mientras que una cerveza de tercio contiene alrededor de 150 calorías. Limitar el consumo de bebidas alcohólicas y buscar alternativas más saludables para acompañar las comidas es un paso fundamental.

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Mantener la temperatura corporal Baja

Sorprendentemente, reducir la temperatura durante el invierno puede ayudarnos a atacar la grasa del vientre mientras dormimos. Las temperaturas más frías activan la grasa marrón, que quema de manera más eficiente las grasas acumuladas en el abdomen.

Fortalecer la musculatura abdominal

La pérdida de masa muscular es otro factor clave en el aumento de peso a medida que envejecemos. A los 50 años, se tiene un 20% menos de masa muscular que a los 30. Hacer ejercicios de fuerza, como levantamiento de pesas, es esencial para mantener un metabolismo activo y evitar la acumulación de grasa.

Incorporar la recena

Dar al cuerpo un pequeño aliciente justo antes de acostarnos ayuda a mantener activo nuestro metabolismo durante la noche. Lo ideal es un tentempié que incluya proteínas, ya que esto puede aumentar la tasa metabólica en reposo a la mañana siguiente.

Aumentar la Ingesta de agua

Beber al menos dos litros de agua al día puede ayudarnos a reducir la cantidad de sal en nuestra dieta sin darnos cuenta. Un exceso de sodio puede provocar que el cuerpo retenga líquidos, lo que se traduce en una sensación de hinchazón.

Incorporar ejercicios de core

Además de los ejercicios de fuerza, los entrenamientos enfocados en los músculos abdominales, como las planchas y los ejercicios de core integrado, pueden ser muy efectivos para fortalecer la zona media y lograr un vientre más plano y tonificado.

Adaptando la dieta

Junto a los cambios en el estilo de vida, la alimentación juega un papel crucial en la lucha contra la acumulación de grasa abdominal.

Evitar alimentos procesados y ricos en azúcares

Los alimentos procesados, ricos en grasas, harinas refinadas y azúcares, son los principales enemigos a la hora de mantener un vientre plano. Es importante reducir el consumo de estos productos y optar por opciones más saludables, como verduras, frutas, proteínas magras y carbohidratos complejos.

Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra

La fibra es fundamental para mantener un buen funcionamiento digestivo y evitar la hinchazón abdominal. Incorporar más verduras, legumbres, frutas y cereales integrales a la dieta puede ayudarnos a conseguir un vientre más plano y saludable.

Incluir alimentos probióticos

Los probióticos, presentes en alimentos como el yogurt, el kéfir o los fermentados, pueden ayudar a mejorar la digestión y reducir los problemas de hinchazón y acumulación de gases.

Importancia del descanso y el estrés

Además de la alimentación y el ejercicio, factores como el descanso y la gestión del estrés también juegan un papel crucial en la lucha contra la barriga.

Priorizar el sueño

Un sueño adecuado y reparador es esencial para mantener un metabolismo saludable. La falta de sueño puede alterar los niveles hormonales y favorecer la acumulación de grasa abdominal.

Manejar el estrés

El estrés crónico tiene un impacto negativo en nuestro organismo, favoreciendo la liberación de cortisol y la acumulación de grasa, especialmente en la zona del abdomen. Practicar técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, puede ayudarnos a reducir los niveles de estrés y sus efectos perjudiciales.

La aparición de la barriga a partir de los 40 años es un fenómeno común, pero no inevitable. Comprendiendo los cambios hormonales y fisiológicos que se producen con el envejecimiento, y adoptando estrategias efectivas de alimentación, ejercicio y estilo de vida, es posible combatir este problema y mantener un vientre plano y saludable. Recuerda que la clave está en la constancia y la adopción de hábitos saludables a largo plazo. ¡Juntos podemos vencer a la molesta barriga!

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Angie Bravo

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