¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
En forma

Sabías que quitarle la grasa a los alimentos con una servilleta no cuenta como dieta

Parece una práctica común: después de pedir una pizza o un taco, sacar una servilleta y presionarla contra la comida para eliminar el exceso de aceite. Este gesto tan arraigado se percibe como un pequeño paso hacia una alimentación más saludable, pero ¿realmente tiene algún impacto en tu dieta? Si bien puede parecer una solución rápida, la realidad es un poco más compleja.

El mito del “absorber la grasa”

Quitar la grasa visible con una servilleta no transforma automáticamente un alimento alto en calorías en algo ligero o saludable. Este mito ha persistido porque, en teoría, parece lógico. Si se elimina la grasa superficial, se debería reducir la cantidad de calorías consumidas, ¿cierto? Sin embargo, este enfoque apenas toca la superficie del problema.

La mayoría de los alimentos procesados o fritos tienen grasa impregnada en su interior, lo que significa que la servilleta solo elimina una pequeña cantidad del contenido total. Por ejemplo, un pedazo de pizza puede quedarse con una fina capa de grasa en sus ingredientes internos, incluso después de pasar la servilleta. El problema no está únicamente en lo visible, sino en la forma en que esos alimentos son preparados.

¿Por qué no es suficiente este método?

Eliminar la grasa con una servilleta produce resultados mínimos comparados con el impacto total del plato. Digamos que logras quitar el 10% de la grasa visible en un taco al presionarlo; el resto todavía estará presente en la carne, el queso o el aceite absorbido por la tortilla. Las calorías totales y los efectos de los aceites saturados en tu cuerpo siguen siendo los mismos.

Además, este método no aborda otros factores cruciales en una alimentación equilibrada, como el tamaño de las porciones, la calidad del alimento o el balance de nutrientes. Podrías terminar justificando hábitos poco saludables creyendo que el uso de una servilleta equilibra una comida llena de ingredientes procesados y altos niveles de sodio.

Foto Freepik

¿Qué dice la ciencia sobre esto?

Los expertos en nutrición coinciden en que este gesto tan popular no debe ser considerado como una estrategia dietética. Aunque puede reducir ligeramente el contenido calórico de ciertos platillos, no sustituye una alimentación balanceada ni compensa técnicas de cocina dañinas como las frituras profundas.

Por ejemplo, los alimentos cocinados con aceites como el de palma o girasol pueden contener grasas saturadas que no solo son calóricas, sino que también incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Una servilleta no es suficiente para contrarrestar estos efectos.

Por otro lado, investigaciones enfatizan que, aunque visual y psicológicamente pueda sentirse como un progreso, la cantidad real de calorías eliminadas al usar este método resulta insignificante en el contexto de una dieta saludable.

Soluciones más efectivas

Para reducir el consumo de grasa de manera precisa y sostenible, es más útil enfocarse en métodos de cocción saludables y elecciones conscientes de ingredientes. Algunas alternativas incluyen:

Prefiere carnes magras y pollo sin piel: las carnes con exceso de grasa pueden ser sabrosas, pero eliminar los cortes grasos marcará una gran diferencia.

Cambia el método de cocción: en lugar de freír, opta por hornear, asar a la parrilla o cocinar al vapor. Estas opciones no solo reducen las calorías, sino que también mantienen los nutrientes necesarios.

Usa utensilios que minimicen la grasa: los racks para enfriar o rejillas son ideales para las preparaciones al horno, ya que eliminan la grasa mientras los alimentos se cocinan.

Aceites más saludables: cambiar aceites vegetales por opciones como el de oliva extra virgen puede hacer que las comidas queden menos grasosas y sean más beneficiosas para la salud.

Porciones pequeñas al freír: si necesitas freír, hazlo en lotes pequeños y asegúrate de que los alimentos estén secos antes de entrar al aceite.

Adicionalmente, incorporar días sin carne y usar opciones como caldos de vegetales o productos con menos grasas (por ejemplo, leche descremada) puede reducir significativamente el consumo calórico semanal.

Lee también:

¿Cómo mejorar tu alimentación sin depender de trucos?

Es fácil caer en prácticas que “replican” hábitos saludables pero que no transforman realmente la dieta. Para construir un cambio real, es mejor enfocarse en prácticas que brinden beneficios duraderos. Agregar vegetales frescos, reducir procesados y mantener el control de porciones son pilares fundamentales.

La educación alimentaria también juega un papel esencial: entender las etiquetas nutrimentales, saber cómo medir el impacto calórico y priorizar alimentos integrales es más efectivo que confiar en un papel absorbente para solucionar problemas de fondo. Considera que, si bien el gesto es un aporte menor, no sustituye el ejercicio o una dieta equilibrada respaldada por variedad de nutrientes.

¿Le resultó útil este artículo?
Photo of Dany Levito

Dany Levito

Daniela, una apasionada de la lectura y la tecnología, nació en una vibrante ciudad en América Latina. Desde muy temprana edad, mostró un gran interés por los libros y la curiosidad por explorar el mundo de la tecnología.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *