Sabías que un desequilibrio vaginal común puede ser una ETS

Un desequilibrio en la salud vaginal no es solo un problema de incomodidad o higiene; podría estar relacionado con algo más serio como una infección de transmisión sexual (ETS). La vaginosis bacteriana (VB), una afección que afecta a una gran cantidad de mujeres en todo el mundo, está siendo reevaluada por los expertos como una posible ETS debido a la manera en que se transmite y sus implicaciones en la salud sexual y reproductiva.
¿Qué es la vaginosis bacteriana?
La vaginosis bacteriana ocurre cuando se altera el equilibrio natural de bacterias en la vagina, lo que provoca un crecimiento excesivo de bacterias anaeróbicas y una disminución de lactobacilos, las bacterias “buenas” que ayudan a proteger la zona íntima. Aunque afecta principalmente a mujeres en edad reproductiva, cualquier persona con vagina puede desarrollar esta condición.
El síntoma más común es una secreción vaginal delgada, blanquecina o grisácea, a menudo acompañada de un fuerte olor a pescado. Sin embargo, muchas mujeres no presentan síntomas, lo que puede dificultar su detección y tratamiento a tiempo.
Factores de riesgo
Los factores que contribuyen a la vaginosis bacteriana incluyen tener múltiples parejas sexuales, practicar duchas vaginales o usar productos agresivos en la zona íntima. Estas mismas prácticas también incrementan el riesgo de otras ETS, lo que subraya la conexión entre VB y las infecciones de transmisión sexual.
¿Es realmente una ETS?
Tradicionalmente se ha considerado que la vaginosis bacteriana no es una ETS porque puede desarrollarse sin la necesidad de contacto sexual. Sin embargo, investigaciones recientes indican que esta condición podría transmitirse durante las relaciones sexuales, especialmente cuando la infección es recurrente. Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine demostró que tratar a ambos miembros de una pareja sexual con antibióticos reduce significativamente la recurrencia de la VB.
La teoría detrás de esta asociación es el concepto de “recontagio”. En muchas mujeres tratadas por VB, la infección reaparece rápidamente. Esto sugiere que su pareja sexual podría estar actuando como un reservorio de bacterias, causando una nueva infección después de cada tratamiento.
¿Por qué es importante abordar la VB como una ETS?
Separar la VB de las ETS podría parecer insignificante, pero este cambio en el enfoque tiene implicaciones serias para el tratamiento y la prevención. Las mujeres con VB tienen un riesgo más alto de contraer otras ETS como el VIH, la clamidia y la gonorrea, debido a que el desequilibrio bacteriano debilita las defensas naturales de la vagina.

Además, la VB puede tener complicaciones graves para la salud reproductiva, incluyendo:
- Partos prematuros o bebés con bajo peso al nacer.
- Incremento en el riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), una condición que puede causar infertilidad.
- Mayor susceptibilidad a infecciones postquirúrgicas en procedimientos ginecológicos.
Al tratar la VB como una ETS, la comunidad médica puede desarrollar estrategias más eficaces para prevenir estas complicaciones.
Síntomas que no deberías ignorar
Aunque muchas veces pasa desapercibida, la vaginosis bacteriana puede identificarse si presentas alguno de los siguientes síntomas:
- Flujo vaginal anormal, con un color o textura diferente a lo habitual.
- Mal olor persistente, especialmente después de tener relaciones sexuales.
- En casos raros, leve ardor o irritación.
Si notas algunos de estos síntomas, es esencial que consultes a un médico lo antes posible.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico generalmente se realiza mediante un examen clínico y pruebas de laboratorio, como la medición del pH vaginal o la observación microscópica del flujo vaginal.
El tratamiento estándar incluye antibióticos, como el metronidazol, en forma de crema tópica o comprimidos. Sin embargo, la clave para un tratamiento exitoso es tratar también a la pareja sexual, especialmente en casos recurrentes, algo que aún no se aplica ampliamente en la práctica clínica.
¿Cómo prevenir el desequilibrio vaginal?
Mantener una buena salud vaginal es esencial para prevenir tanto la vaginosis bacteriana como otras ETS. Aquí hay algunas recomendaciones clave:
- Evitar las duchas vaginales, ya que alteran el pH natural de la vagina.
- Usar preservativos para reducir el riesgo de infecciones y desequilibrios.
- Evitar el uso de desodorantes o productos perfumados en la zona íntima.
- Limitar el número de parejas sexuales y mantener una comunicación abierta sobre la salud sexual.
Adoptar estas medidas no solo protege contra VB, sino también contra otras infecciones vaginales.