¿Sospechas que sufres de intolerancia alimentaria? Todo lo que necesitas saber
Puede que ocasionalmente sientas un poco de hinchazón abdominal después de las comidas principales del día, pero si experimentas con demasiada frecuencia síntomas como indigestión, náuseas, gases o cansancio extremo después de comer, puede que sufras de sensibilidad alimentaria. Hay que tener en cuenta que si los síntomas son especialmente frecuentes e incómodos, lo mejor es acudir con un nutricionista o a un alergólogo.
¿Cuál es la diferencia entre alergia, sensibilidad e intolerancia?
La sensibilidad alimentaria puede hacernos sentir incómodos y causar indigestión, mientras que una alergia puede ser un factor de riesgo. Independientemente del caso, se pueden experimentar náuseas, dolor de estómago, exceso de gases y cansancio. Sin embargo, síntomas como la dermatitis, la inflamación de garganta, el picor o el hormigueo en los labios son más relacionados con una reacción alérgica.
La sensibilidad alimentaria suele ser crónica y por lo general nuestro organismo puede tardar entre 45 minutos y varios días en manifestar síntomas.
Por otro lado, la intolerancia alimentaria provoca síntomas similares, pero no implica una respuesta inmunitaria como en los otros dos casos. Esta se produce cuando se ingiere un alimento que no se puede digerir y que empieza a fermentar en el estómago, provocando reacciones como diarrea, hinchazón y gases.
¿Qué hacer en estos casos?
Lo primero es identificar aquellos alimentos que consideres sospechosos y dejar de comerlos. En su lugar, opta por 4 o 5 alimentos básicos que estés seguro de que no causan problemas y conviértelos en tu dieta durante las próximas 2 semanas.
¿Por qué dos semanas? Porque este es el periodo que le toma al cuerpo restablecerse por completo, eliminando aquellas sustancias que causan el malestar. Al mismo tiempo, cuando se eliminan estos alimentos, es esencial beber mucha agua y mantenerse hidratado (unos 2 litros cada día). Esto se debe a que cuando el cuerpo se desinflama, también pierde líquidos que es importante reponer.
Integra un alimento a la vez
Una vez pasadas las 2 semanas, toma uno de los alimentos que excluiste al comienzo y empieza a comerlo de nuevo, espera 2 o 3 días y si los síntomas no aparecen, puedes agregar otro alimento. Sigue haciendo esto hasta que encuentres uno que cause los síntomas. Una vez que lo hayas encontrado, espera 3 días a que tu sistema inmunitario se regule antes de integrar otro alimento.
Es importante tener en cuenta que cuando desarrollamos sensibilidad a un alimento que consumimos habitualmente esto no quiere decir que se le tenga que decir adiós para siempre. El consejo es esperar unos meses antes de reintegrarlo y luego consumirlo con menos frecuencia.
Ten cuidado al eliminar demasiados alimentos
Intentar mejorar los síntomas en poco tiempo puede tener algunos efectos secundarios no deseados si no se tiene el cuidado suficiente. De hecho, suprimir algunos alimentos comunes puede afectar a tu microbioma o provocar carencias nutricionales. Por ejemplo, no se deben eliminar los productos lácteos sin sustituirlos por otros que tengan la misma cantidad de proteínas, calcio y vitamina D.
El consejo es que consultes con un dietista si sigues sospechando de una intolerancia alimentaria y no pudiste determinar los causantes.
Por último, en algunos casos es posible remediarlo rápidamente, pero en otros la solución requiere un análisis más profundo. Lo importante al final es no rendirse y, si la dieta de eliminación en casa no funciona, buscar la ayuda de un experto, ya que este puede realizar un análisis minucioso para conocer las sensibilidades o intolerancias alimentarias, además del mejor método de tratamiento.