Un experto advierte sobre una pregunta que nunca debes hacerle a alguien con un trastorno alimentario esta Navidad
La Navidad, una época de reuniones y cenas festivas, puede ser increíblemente desafiante para las personas con trastornos alimentarios. A pesar de la alegría en el ambiente, algunas conversaciones pueden causar malestar y ansiedad. Un tema crucial que merece atención es la importancia de evitar ciertas preguntas o comentarios aparentemente inofensivos.
¿Por qué las preguntas sobre la comida o el físico pueden ser dañinas?
En muchas reuniones navideñas, hablar de comida o cambios físicos se convierte en tema de conversación común. Frases como «¿Seguro que puedes comer eso?» o «¡Pareces más delgado que antes!» pueden parecer triviales, pero para alguien enfrentando un trastorno alimentario, estas palabras pueden ser detonantes.
Los trastornos alimentarios no son simplemente un problema relacionado con la comida; son enfermedades complejas que afectan la salud mental y emocional de quienes los padecen. Estos comentarios pueden intensificar los sentimientos de culpa, vergüenza o autoexigencia, empeorando la situación.
La pregunta que nunca debes hacer: “¿Por qué no comes más?”
Esta pregunta, usualmente lanzada con buena intención, puede ser profundamente hiriente. Al preguntar «¿Por qué no comes más?«, no solo destacas un comportamiento que puede ser motivo de lucha personal, sino que también minimizas la complejidad del trastorno.
Algunas personas con trastornos alimentarios evitan ciertos alimentos debido al miedo o la ansiedad que experimentan. Al poner el foco en lo que comen o dejan de comer, las haces sentir aún más expuestas. Recuerda lo que alguien pone en su plato no debería ser tema de discusión.
¿Cómo abordar el tema con sensibilidad?
Es esencial crear un ambiente donde todos, sin importar sus luchas personales, se sientan cómodos. Aquí hay algunas recomendaciones sobre cómo tratar estos temas con sensibilidad y respeto:
Evita comentarios sobre el físico o el peso: en lugar de mencionar cambios físicos, enfócate en cualidades no relacionadas con la apariencia, como la amabilidad o el esfuerzo por estar presente.
No insistas con la comida: ofrecer comida está bien, pero insistir o intentar convencer a alguien de probar cierto platillo puede ser incómodo. Mejor, permítele decidir sin presión.
Cambia el enfoque de la conversación: hablar de anécdotas, planes futuros o recuerdos navideños es mucho más productivo que centrarse en lo que hay en el plato.
La importancia de educar a familiares y amigos
La falta de conocimiento sobre trastornos alimentarios afecta las relaciones familiares y sociales más de lo que parece. Muchas veces, los comentarios o preguntas que parecen inofensivos pueden resultar dolorosos para quienes enfrentan estos problemas. Por eso, compartir información básica con familiares y amigos puede mejorar la dinámica en reuniones y ayudar a evitar malentendidos.
Por ejemplo, puedes explicar que decir cosas como “¿Por qué no comes un poco más?” o “Te ves mejor ahora” puede tener un impacto negativo. Aunque esas frases puedan parecer amables o neutrales, para alguien en recuperación pueden ser incómodas y desmotivadoras. Ayudar a que los demás comprendan las sensibilidades relacionadas con los trastornos alimentarios no solo beneficia a la persona afectada, también crea un ambiente más comprensivo y respetuoso para todos.
Además, cuando el grupo está informado, es más fácil actuar como un sistema de apoyo en lugar de añadir presión. Esta pequeña acción de educar a otros, ya sea compartiendo artículos, pequeños resúmenes o incluso hablando desde tu propia experiencia, puede marcar una gran diferencia. Lograr que todos estén en la misma página no tiene que ser complicado, pero sí puede ser clave para una velada más inclusiva y cómoda.
¿Qué decir en su lugar?
Si quieres expresar interés o apoyo, elige frases que no estén relacionadas con la comida o la apariencia. Estas alternativas pueden ayudarte a conectar de manera más genuina:
- «Es lindo verte aquí. Espero que estés disfrutando de la noche y te sientas cómodo.»
- «¿Qué tal todo? Me encantaría saber cómo van las cosas en tu trabajo o tus hobbies.»
- «Estoy contento de que podamos compartir este momento juntos. Significa mucho para mí.»
Estas frases muestran que valoras a la persona por lo que es, no por lo que come o cómo se ve. Además, fomentan una conversación más abierta y centrada en sus intereses o experiencias, lo que puede hacer que se sienta más apreciada y comprendida. Cambiar el enfoque hacia temas positivos o personales te ayudará a construir una conexión más significativa.