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Estilo de vida

Una madre sobrevive dos veces al cáncer de colon y comparte síntomas que los médicos descartaron: «Sabía que algo andaba mal»

El diagnóstico de cáncer de colon puede ser devastador, pero la determinación y la actitud positiva pueden marcar la diferencia. Sherri Rollins, una madre de familia de Salisbury, Carolina del Norte, ha enfrentado esta enfermedad no una, sino dos veces. Su historia de resiliencia y su consejo para otros pacientes son una inspiración para quienes se enfrentan a este desafío.

El primer diagnóstico: cuando la intuición prevalece

En 2017, Sherri Rollins llevaba una vida normal, a excepción de un intenso dolor de espalda que la preocupaba. Después de visitar el servicio de urgencias y que un examen de imagen revelara una lesión en su hígado, un gastroenterólogo local le dijo que no había nada de qué preocuparse y que volverían a revisarlo en seis meses. Sin embargo, Sherri tenía un presentimiento de que algo no estaba bien. Decidió buscar una segunda opinión, y los resultados de una resonancia magnética revelaron que se trataba de un cáncer de colon en estadio 4 que se había propagado a su hígado. A pesar de la gravedad del diagnóstico, ella mantuvo una actitud positiva y se enfocó en el tratamiento.

El tratamiento inicial: quimioterapia y cirugía

Sherri se sometió a un año de quimioterapia y una cirugía. Después de este proceso, entró en remisión por cuatro años, lo que le hizo pensar que había vencido la enfermedad. Sin embargo, pronto comenzó a experimentar síntomas preocupantes, como pérdida de peso, sensación de no haber terminado de evacuar y dolores por gases.

Cuando la intuición vuelve a tener razón

A pesar de que los exámenes de seguimiento indicaban que Sherri estaba libre de cáncer, ella insistió en que algo no estaba bien. Su oncólogo le aseguró que no tenía cáncer y que era «demasiado sensible», pero ella confiaba en su intuición. Finalmente, en marzo de 2022, los médicos confirmaron que el cáncer había regresado, esta vez en su recto.

Enfrentando la recaída: más tratamiento y determinación

Sherri se enfrentó a esta nueva batalla con la misma determinación que la primera vez. Consultó a varios médicos para determinar el mejor plan de acción. Uno de ellos le propuso extirpar todo el colon y mantener una bolsa de colostomía de por vida, pero Sherri encontró un cirujano gastrointestinal en la Universidad de Carolina del Norte que le ofreció una opción más favorable: extirpar solo el tumor y mantener una bolsa de ileostomía de forma temporal.

Foto Freepik

Como parte de su tratamiento, también se sometió a radioterapia intraoperatoria, un procedimiento que consiste en aplicar radiación directamente en el área del tumor mientras se encuentra en el quirófano. Esto se hizo con el objetivo de eliminar cualquier célula cancerosa que pudiera haber quedado después de la extirpación del tumor.

La recuperación

Aunque la recuperación ha sido más lenta que la primera vez, Sherry mantiene una actitud positiva y se esfuerza por volver a su vida normal. Paso a paso, se ha ido reincorporando a sus actividades y recuperando su bienestar.

Uno de los efectos secundarios más molestos que Sherri ha experimentado es la neuropatía en las manos, producto de la quimioterapia. Sin embargo, ella se niega a rendirse y sigue adelante, consciente de que tiene que hacerlo por sus dos hijos, quienes son su mayor motivación.

Convirtiéndose en su propia defensora

Incluso cuando los médicos le aseguraban que no tenía cáncer, ella insistió en que algo no estaba bien y, finalmente, tuvo razón. Ahora, espera que su historia inspire a otros pacientes a ser firmes en la búsqueda de más opciones de tratamiento y a no aceptar un «no» como respuesta.

Sherri se ha decidido a compartir su historia con el mundo, con la esperanza de que pueda inspirar y ayudar a otros pacientes que se enfrentan a un diagnóstico similar. Ella cree que, si su historia logra salvar a una sola persona, habrá valido la pena.

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Veronica Pereira

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