Una secta es declarada culpable por muerte de niña diabética en Australia: le negaron la insulina

En un caso que ha conmocionado a Australia, un tribunal en Queensland declaró culpables a 14 miembros de una secta religiosa llamada “The Saints” por la muerte de una niña de ocho años, Elizabeth Struhs. La pequeña, quien padecía diabetes tipo 1, falleció debido a que se le negó la insulina y atención médica básica durante varios días. Este trágico suceso ha generado un amplio debate sobre el fanatismo religioso y la responsabilidad parental frente a la salud infantil.
Elizabeth necesitaba inyecciones regulares de insulina para controlar su diabetes, una enfermedad que, sin el tratamiento adecuado, puede ser mortal. Sin embargo, al formar parte de esta secta, sus padres, Jason y Kerrie Struhs, decidieron confiar únicamente en la “sanación mediante la fe”. En lugar de administrarle la insulina que requería, el grupo optó por rezar por la recuperación de la menor.
La niña murió por cetoacidosis diabética, una complicación severa de la diabetes que ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente insulina para manejar los niveles de azúcar en la sangre. Según el tribunal, los padres no solo se negaron a buscar ayuda médica, sino que también retrasaron más de 24 horas en informar su fallecimiento a las autoridades.
El papel de la secta “The Saints”
La secta “The Saints” se describe como un grupo religioso que promueve la curación por la fe, rechazando intervenciones médicas en favor de oraciones y rituales espirituales. El líder de esta organización, Brendan Stevens, de 63 años, también fue declarado culpable por el caso.
El tribunal dio a conocer evidencias de cómo este grupo defendía firmemente sus creencias extremas, incluso cuando significaban poner en riesgo la vida de sus miembros. En este caso, sus doctrinas llevaron a la muerte de una niña inocente, mientras los adultos involucrados priorizaban sus convicciones sobre las necesidades vitales de Elizabeth.

Responsabilidad de los padres
Uno de los puntos más discutidos durante el juicio fue el abandono del deber parental por parte de Jason y Kerrie Struhs. Aunque sabían del delicado estado de salud de su hija, decidieron seguir los preceptos de la secta y desatendieron por completo sus obligaciones como cuidadores.
El tribunal señaló que, en 2019, la niña ya había sido hospitalizada por complicaciones relacionadas con diabetes no tratada. En ese momento, el padre buscó asistencia médica, lo que demuestra que conocía la gravedad de la condición de Elizabeth. Sin embargo, después de que su esposa fue liberada de prisión, ambos se sumergieron en las creencias de la secta, bajo la influencia directa de Stevens. Este cambio marcó un punto de no retorno en la vida de la familia.
Justicia para Elizabeth
El veredicto, dado a conocer a finales de enero de 2025, concluyó con sentencias severas para todos los implicados. Mientras que los padres de la menor recibieron condenas de 14 años de prisión cada uno, el líder Brendan Stevens enfrentará una pena aún mayor debido a su rol como influyente principal de las acciones de la secta.
Durante el juicio, el juez Martin Burns destacó la deshumanización de este acto. Resaltó cómo las decisiones del grupo priorizaron fanatismos religiosos por encima de la vida de una niña, resaltando que esto no puede ni debe ser tolerado en la sociedad moderna.
La tragedia no solo afectó a Elizabeth, sino también a sus hermanos mayores, quienes quedaron devastados por la pérdida. Jayde Struhs, la hermana mayor, inició una campaña en GoFundMe para recaudar fondos y apoyar a sus hermanos más pequeños. En sus palabras, esta tragedia nunca debería haberse producido si los padres hubieran tomado decisiones que priorizaran la salud y el bienestar de su hija en lugar de las creencias extremistas.
La comunidad ha respondido con solidaridad, pero también exige un debate más profundo sobre cómo prevenir futuros casos similares. En muchos lugares, aún existen tensiones entre los derechos de los padres a criar a sus hijos según sus creencias y la obligación de proteger la salud y seguridad de los menores.