Razones por las que no debes obligar a tus hijos a abrazar a nadie
En la crianza de nuestros hijos, es importante tener en cuenta que cada niño tiene sus propios límites y deseos. Esto incluye la decisión de abrazar o besar a otras personas. Obligar a los niños a mostrar afecto físico cuando no lo desean puede tener consecuencias negativas a largo plazo.
Respeto por el cuerpo propio
Una de las razones más importantes para no obligar a tus hijos a abrazar o besar a alguien es enseñarles a respetar su propio cuerpo. Al permitirles decidir quién puede tocarlos, les estás transmitiendo el mensaje de que tienen control sobre su cuerpo y que su consentimiento es importante. Esto les ayuda a establecer límites saludables y a aprender a protegerse de situaciones incómodas o inapropiadas en el futuro.
La Dra. Deborah Gilboa, experta en crianza, enfatiza que «el contacto físico nunca debe ser coercitivo». Obligar a los niños a abrazar o besar a alguien va en contra de esta enseñanza y puede confundirlos acerca de su propio poder para decidir quién puede tocarlos y cuándo.
Protección contra el abuso
Enseñar a tus hijos a respetar su cuerpo y a establecer límites también los protege contra posibles situaciones de abuso. Los abusadores pueden estar en cualquier lugar, incluso entre las personas que conocemos y en quienes confiamos. Al obligar a los niños a mostrar afecto físico incluso cuando no lo desean, les estás enviando el mensaje de que deben permitir que otros toquen sus cuerpos, lo cual puede ser peligroso.
La Dra. Gilboa menciona que los niños necesitan aprender que tienen derecho a decir «no» y esperar que los demás respeten su decisión. Al hacerlo, les estás brindando herramientas para reconocer y denunciar situaciones de abuso si alguna vez las experimentan.
Fomento de la intuición y el discernimiento
Otra razón importante para no obligar a tus hijos a abrazar a nadie es fomentar su capacidad de discernimiento y su intuición. Los niños son muy intuitivos y pueden percibir si una persona les genera confianza o no. Al forzarlos a mostrar afecto físico hacia alguien que no les genera confianza, estás poniendo en riesgo su intuición y su capacidad para protegerse.
La presidenta del Centro para la Seguridad y Curación Familiar en el Nationwide Children’s Hospital, Karen Days, menciona que los padres deben ayudar a sus hijos a comprender que, si algo les hace sentir incómodos, tienen derecho a decir «no». Incluso si esto implica desairar a un familiar, es importante que los niños aprendan a confiar en sus instintos y a establecer límites.
Autonomía y consentimiento
Enseñar a tus hijos a respetar su cuerpo y a decidir quién puede tocarlos también promueve la autonomía y el concepto de consentimiento. Los niños necesitan aprender que tienen derecho a elegir a quién abrazar o besar y que sus decisiones deben ser respetadas. Esto les permite desarrollar habilidades sociales saludables y establecer relaciones basadas en el respeto mutuo.
La Dra. Gilboa destaca que los niños deben aprender que el «no» es una palabra poderosa y que esperan que los demás la escuchen. Al permitirles decidir cuándo y con quién mostrar afecto físico, les estás empoderando y promoviendo su desarrollo emocional y social.
Evitar la confusión y el malestar
Obligar a los niños a abrazar o besar a alguien puede generar confusión y malestar emocional. Los niños pueden sentirse presionados a complacer a los adultos, incluso si eso significa hacer algo que no desean. Esto puede afectar su autoestima y su capacidad para establecer límites saludables en otras áreas de su vida.
Es importante recordar que muchos adultos buscan el afecto de los niños a través de abrazos y besos porque desean validar su amor y afecto. Sin embargo, los padres deben ser conscientes de no poner a sus hijos en situaciones físicas incómodas solo para evitar herir los sentimientos de un familiar. Los padres deben asumir la responsabilidad de proteger los límites y el bienestar emocional de sus hijos.
En resumen, no debes obligar a tus hijos a abrazar o besar a nadie. Respetar su autonomía, enseñarles a establecer límites y fomentar su intuición son algunas de las razones por las que es importante permitirles decidir quién puede tocar su cuerpo. Al hacerlo, estás promoviendo su seguridad, protegiéndolos contra el abuso y ayudándolos a desarrollar relaciones saludables basadas en el respeto mutuo.