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Yema de huevo: ¿Amiga o enemiga?

¿La yema de huevo, amiga o enemiga? Este es un debate que ha dividido opiniones durante años. Mientras algunos la defienden como una fuente rica en nutrientes esenciales como vitaminas y minerales, otros la critican por su contenido de colesterol y posibles efectos negativos en la salud cardiovascular.

Sin embargo, estudios recientes muestran que el consumo moderado de yemas no tiene un impacto negativo significativo en la salud de la mayoría de las personas. De hecho, la yema de huevo contiene colina, vital para la salud cerebral, y antioxidantes como la luteína y zeaxantina, que benefician la vista.

Entonces, aunque es crucial considerar el contexto y las necesidades dietéticas individuales, la yema de huevo puede ser más amiga que enemiga en una dieta balanceada.

Nutrición de la yema de huevo

La yema de huevo es a menudo un tema de debate en la alimentación diaria. Mientras algunos la consideran una fuente de nutrientes esenciales, otros piensan que su consumo debe ser limitado. Para entender mejor su valor nutricional, es importante conocer los nutrientes que contiene y cómo afectan nuestra salud.

Vitaminas y minerales en la yema

La yema de huevo es una verdadera joya en términos de nutrientes. Contiene una gran variedad de vitaminas y minerales esenciales para el cuerpo humano. Entre ellos destacan:

Vitamina D: crucial para la salud de los huesos y el sistema inmunológico.

Vitamina B12: importante para la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso central.

Selenio: un antioxidante que ayuda a proteger las células contra el daño y apoya la función tiroidea.

Grasas saludables

En cuanto a las grasas, la yema de huevo contiene principalmente grasas insaturadas, que son beneficiosas para la salud cardiovascular. Entre las grasas saludables presentes en la yema, encontramos:

Ácidos grasos omega-3: conocidos por su capacidad para reducir la inflamación y mejorar la salud del corazón.

Ácido oleico: similar al presente en el aceite de oliva, ayuda a mantener niveles saludables de colesterol.

El impacto de estas grasas saludables es positivo, siempre y cuando se consuma la yema con moderación. Contrario a lo que se pensaba anteriormente, no todas las grasas son malas. Las grasas insaturadas presentes en la yema pueden ser beneficiosas y formar parte de una dieta saludable.

Foto Freepik

Mitos comunes sobre la yema de huevo

La yema de huevo ha sido objeto de muchos mitos a lo largo del tiempo. Es importante desmentirlos y comprender qué dice realmente la ciencia sobre ella. Aquí exploramos dos mitos comunes acerca del colesterol y el riesgo cardiovascular relacionados con la yema de huevo.

Colesterol y salud

Durante años, se ha creído que el consumo de yema de huevo aumenta drásticamente los niveles de colesterol en sangre. Las claras de huevo, por otro lado, son vistas como una opción más saludable debido a su ausencia de colesterol. Sin embargo, estudios recientes han desmentido esta creencia.

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Investigaciones han demostrado que el colesterol dietético, encontrado en alimentos como la yema de huevo, tiene un impacto mucho menor en los niveles de colesterol en sangre de lo que se pensaba. La clínica Mayo y otras instituciones han señalado que la mayoría del colesterol en el cuerpo es producido por el hígado y no directamente influyente por el colesterol que comemos. De hecho, el impacto de la yema en los niveles de colesterol es mínimo en comparación con las grasas trans y saturadas en la dieta.

Además, la yema contiene nutrientes esenciales como ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a mejorar el colesterol HDL (colesterol bueno) y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Los estudios muestran que incluir huevos en tu dieta no necesariamente resultará en niveles más altos de colesterol LDL (colesterol malo) en personas saludables.

Yema de huevo y riesgo cardiovascular

El mito de que la yema de huevo incrementa el riesgo de enfermedades del corazón persiste, aunque la evidencia científica lo desafía. Varios estudios recientes han examinado este tema a fondo.

Por ejemplo, una investigación publicada en CuidatePlus explica que el consumo de huevo no aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Otra investigación de Wired incluso sugiere que consumir más de un huevo al día puede ser beneficioso para la salud del corazón. Según los estudios, los huevos son una fuente rica en proteínas de alta calidad y otros nutrientes esenciales que respaldan la salud cardiovascular.

El Estudio de Nutrición y Salud Cardiovascular indica que el consumo moderado de huevos no afecta negativamente los factores de riesgo cardiovascular. De hecho, algunos estudios a largo plazo han encontrado que personas que consumen huevos regularmente tienen un riesgo reducido de enfermedades del corazón.

Beneficios de consumir yema de huevo

La yema de huevo ha sido un tema de debate durante años entre los entusiastas de la salud y la nutrición. Sin embargo, este pequeño componente del huevo está repleto de beneficios que podrían sorprender a muchos. Desde ser una excelente fuente de proteínas hasta apoyar la salud ocular, la yema de huevo merece un lugar en nuestra dieta.

Fuente de proteínas

La yema de huevo es una fuente rica de proteínas de alta calidad. Esto es crucial para aquellos que buscan desarrollar y reparar tejido muscular. Las proteínas son los bloques de construcción de nuestros músculos, y la yema de huevo proporciona alrededor de 2.7 gramos de proteína por unidad. A diferencia de otras fuentes de proteínas, la yema de huevo contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita.

¿Por qué es esto importante? Porque los músculos necesitan proteínas para crecer y repararse después de un ejercicio intenso. Sin suficiente ingesta proteica, el cuerpo puede sufrir pérdida muscular. Con la yema de huevo en tu dieta, puedes asegurar que estás proporcionando a tus músculos lo que necesitan para ser fuertes y saludables.

Apoyo a la salud ocular

La yema de huevo también juega un papel vital en la salud ocular gracias a sus antioxidantes, como la luteína y la zeaxantina. Estos compuestos son conocidos por su capacidad para proteger los ojos de los dañinos rayos UV y la luz azul que emiten las pantallas digitales.

Luteína: este antioxidante se concentra en la retina y el cristalino, protegiéndolos de los radicales libres que pueden causar daño ocular a largo plazo.

Zeaxantina: similar a la luteína, también se encuentra en la retina y ayuda a filtrar las longitudes de onda de luz dañina, reduciendo el riesgo de degeneración macular.

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Dany Levito

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